Todos nos equivocamos, y no pocas veces. Cuando decepcionamos a los demás, o incluso a nosotros mismos tendemos a decir; no volverá a pasar, aprendo de mis errores. Y sí, la verdad es que se aprende de las caídas, pero aún así, se vuelve a fallar en lo mismo, giramos sobre nuestro propios círculos. Los cuales en ocasiones son difíciles de destruir, pero que con un poco de astucia, y de personalidad se pueden romper.
No hay comentarios:
Publicar un comentario